martes, 6 de junio de 2017

Entre “descerebrados” anda el juego -VI-

Si perdemos la memoria, ¿qué nos queda?
Veo todo borroso o más bien  líneas que desaparecen, las siento como si fueran muertos vivientes en la noche de las ánimas  corriendo hacia sus tumbas, porque la campana del camposanto acaba de tocar a retirada. Figuras que pierden su volumen a dentelladas, que huyen enmascaradas  a los ojos de los viandantes entre un silencio sepulcral.
 Estos cuadros sin título, realizados con la técnica de pastel, grafito, papel y collage, nos recuerdan también a cuadros míticos como “La libertad guiando al pueblo” de Delacroix, donde adquiriría  el cerebro la guía de nuestra vida, o “La balsa de la Medusa” de Gericault, que sería justo lo contrario, el desastre de la persona ante el desconcierto general en su caminar.
     Si seguimos con las tesis cerebrales, todas estas visiones nos lleva a la pérdida de la memoria, del bagaje cultural que has ido acumulando a lo largo de tu vida, de tus recuerdos, de la imagen de los tuyos…
Es como si el viento huracanado te los arrebatara y te borrara como persona la capacidad de pensar e imaginar… en un intento desesperado de salvarte de “la nada”.
Hace más de 2 000 años, Aristóteles postulaba que nuestros pensamientos requieren de la generación de representaciones internas del mundo exterior; y en ese proceso llegó incluso a distinguir correctamente entre sensación (la imagen que el mundo proyecta sobre nuestras retinas, por ejemplo) y percepción (la interpretación que damos a ese estímulo visual) y cómo esta interpretación llevará finalmente al reconocimiento de los elementos presentes en esa imagen, al recuerdo de todo lo que hemos aprendido relacionado con ellos y, llegado el caso, a la formación de nuevas memorias. Pese a tanta clarividencia, creía que el corazón y no el cerebro era la sede de todas las sensaciones, pasiones e inteligencia. Hay que destacar pues, la estructura dinámica de los distintos circuitos cerebrales y su papel en el aprendizaje y la memoria.
En la peli de Amenábar “Los otros” descubrimos que todo lo que parece pertenecer al feudo de los vivos, es en realidad el reino de los muertos y que todo lo que los personajes ven como apariciones o fantasmas son manifestaciones o puntos de contacto con el mundo de los vivos. La protagonista vive en una falsa verdad alimentada solamente por lo que quiere creer:  que sus hijos están vivos y que ella no los mató. Así que todo lo que confirme su creencia y apacigüe sus emociones será cierto, mientras que lo que amenace su estabilidad emocional y convicciones, por fuerza habrá de ser falso.
Si os habéis dado cuenta, la neurociencia vive un momento crucial con grandes y millonarios proyectos en marcha para simular el funcionamiento del órgano humano más complejo. En este viaje guiado por la computación no hay que olvidar el potencial de las ciencias humanísticas y sociales.
M. A. Delgado sostiene que “lo que los ojos ven y lo que los oídos oyen es lo que la gente cree”. Uno de los retos del Massachusetts Institute of Technology (MIT) en Boston, es vertebrar el trabajo para ampliar las cualidades humanas desde la memoria y la capacidad de razonamiento a la fuerza física, pasando por todos los sentidos e implantes. Algún día los robots y los humanos se habrán fundido hasta hacerse indistinguibles. ¿Seremos nosotros mismos? Nuestras cabezas y nuestros procesos cognitivos se verán incrementados por las máquinas.
¿Es la hora de robotizar al humano?
¿O de  humanizar al robot?
¡Qué poder tiene el cerebro!
Cualquier roce o presión en su estructura puede producir una visión borrosa aunque tengas unos ojos perfectos, trastornos en el lenguaje aunque tu riqueza de vocabulario sea comparable a la del DRAE, falta de concentración o cambio de carácter y comportamiento, aunque tengas la cabeza perfectamente amueblada.
El médico radiólogo nos avisó de la irritabilidad que acarreaba la toma de corticoides y que había parejas al borde de la separación por la dificultad en la convivencia. Pero yo en ese sentido feliz, más tierna que nunca!! Jijiji…
Y no nos olvidemos del cerebelo que es el órgano que dirige todos los procesos cognitivos y la coordinación de cualquier movimiento. Ese “trocico redondico y arrugado” situado debajo del cerebro que parece que no “pinta” nada.
 Mira, yo  este comportamiento sí que me influye, mi equilibrio se desequilibra cada dos por tres, pareciendo a menudo mi andar y movimientos,  los de una “zombi”.
En estos dos últimos cuadros sin título, es como si la memoria se difuminara y se rompiera a pedazos. No hay continuidad en las imágenes, el viento va despegando y deformando el juego de complicidades e ingenio que habita en nuestro ser, hasta despojarnos de nuestro yo más profundo y humano, de nuestras nostalgias y ganas de seguir o de soñar viajando, aunque a mí esto último no me lo arrebatarán nunca.
Estoy llegando al final de la Muestra de estos pintores, de los cuales dijo Juan Genovés, que también es valenciano:
 “Su pintura es Historia, pero está viva, se sostiene”
Y más adelante proclamó:  “Si Nueva York tiene a Andy Warhol,  Valencia tiene su colectivo artístico de pop-art  con el Equipo Crónica”.
Y a mi final, después de todos los avisos que poco a poco me fue dando mi “coco”, el punto concluyente  fue  la mañana que me levanté y no sabía vestirme, ni comer, ni barrer, ni coser. No sé por qué me dio por probar en esos detalles, cual si fuera Aracne en su atelier de tapices ante la visita de Atenea en “Las Hilanderas”,  o la Ratita Presumida barriendo su casita!! Jajajaja…
Las puertas y paredes se  estrechaban a mi paso, el brazo derecho se me quedaba tras los objetos sin formar parte de mí, y yo deambulaba como alma en pena, por lo que mi ingreso en Urgencias fue inminente y con un tratamiento intenso orientado a los dos tumores cerebrales.
Mientras tanto aquí , ahora,  me he apalancado en un encuadre donde contemplo varias Series a la vez y me temo que solo me moveré cuando nos echen por ser la hora de cierre.
Antes era incapaz de estar un rato seguido sentada, como si los asientos fueran de alfileres, pero ahora podría pasar horas y horas con la mirada en el infinito, pero eso sí, con mi cabeza maquinando a toda velocidad.
Tengo aun tantas cosas que hacer aun!!
Me levanto todos los días antes del amanecer para ver los colores previos rojizos a la salida del sol y los cambios de color del mar  según los reflejos que lo acaricien, los que pueden ir del azul grisáceo al metálico intenso, pasando por toda una gama y variedades, que yo no siendo experta en pinturas, no sabría enumerar pero sí sentir…Hasta que una estela plateada lo sitúa ya en el horizonte de nuestros sueños y delirios.
He ido saltando y mimetizándome con cada una de las pinturas e incluso jugado a adivinar a qué autor pertenecían cada una de las piezas que las componían: Léger, Mondrian, Picasso, Saura, Braque,…. y que los autores las habían dejado aparentemente caer por descuido o pereza, aunque todo pertenece a su idea de mezclar en una combinación crítica y reflexiva el  ayer y el hoy de sus años contemporáneos.
Pero el  juego que más me gusta es meterme en la piel de Buero Vallejo, descender a su “Tragaluz” y observar los pies y piernas que  caminan y no desde un punto estético o erótico, aunque si se tercia…
Sino por captar la energía y libertad en el andar de las personas que pasan, unas con botas, otras con tacones, o con zapatillas de deporte o chanclas…. Qué más da, lo esencial es sentirse que eres independiente,  que haces con tu  tiempo lo que tú decides sin echar mano de nadie….  Como yo también cuando  me sentía la hija del viento.
¡Hija del viento!! Qué bonito me ha quedado…Eh!!
Termino dando una vuelta por todo el recinto, avisan de que es la hora de dar fin, y yo ya llevo muchos datos  memorizados en una síntesis dentro del Programa y esencialmente  los guardados en mi retina.
 Me despido de Rafael y Manolo, el Equipo Crónica y nuestros Andy  Warhol españoles. Siento como si entre nosotros se hubiera trenzado una serie de complicidades  y una corriente de afectos donde hay mucha enjundia vital, teniendo  la percepción de que a partir de ahora ninguno será indiferente al otro.
Y que caminaremos juntos
tejiendo dueños y esperanzas.
                Al ir saliendo, verifico desde una ventana el color verde intenso de los árboles,  el calor y bochorno que amodorra la piel  de los caminantes por las calles inundadas del viento poniente, pero yo tengo siempre el cuerpo frío con varias capas arropándolo,  por lo que no notaré demasiado este cambio repentino de temperatura.
Me voy con la sensación de que al contemplar sus cuadros, se ha  producido  en el interior de mi cerebro una frescura y a la vez unos estallidos de luz,  semejantes al sol intenso de la infancia.
Y me marcho asimismo, evocando para estos herederos del Mare Nostrum, de nuestro azul y luminoso Mediterráneo, el famoso saludo marinero:
“VIENTO LARGO,
MAR  CALMA

Y ESTRELLA CLARA”

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