martes, 28 de marzo de 2017

Las mujeres también tejen la historia con hilos de color violeta V

            TODAS LAS MUJERES SOMOS NECESARIAS E IMPRESCINDIBLES

Después de haber reseñado y comentado estos cuatro libros relacionados con mujeres con cierto renombre, las que en realidad lo que intentan hacer es dar visibilidad al resto, tanto como personas como por mujeres, todas debemos sentir que formamos un grupo sólido y compacto. Y las mujeres en el mundo somos la mitad de población.
No podemos olvidar a otras mujeres y niñ@s que se encuentran en condiciones difíciles de vida como:
- La niñas secuestradas en Mali por los yihadistas del grupo Boko Haram.
- Las niñas de la India, casadas tan jóvenes, rociadas en ocasiones con ácido, quemadas vivas o torturadas.
- Las más de 14.000 mujeres que cada año mueren en Rusia, asesinadas por sus parejas y donde se permite dar golpes que producen moratones por una simple multa de 500 euros
- Los 40 nin@s huérfanos al año que dejan los crímenes machistas de la violencia de género en España.
- Las ocho gallegas acampadas en la Puerta del Sol para reclamar que la violencia machista sea un asunto de Estado.
- Lo peor es la tibieza que manifiestan los gobiernos ante este tema, pues no estamos ante un asunto exclusivo de mujeres, sino que atañe también a los varones, pues muchos de ellos quieren quitarse la marca de verdugos y violadores. Negativa fue también la conducta de las autoridades de la Universidad de Sevilla ante un catedrático abusador, hacer como que no te enteras.
- ¡Cambiemos la sociedad desde abajo! Ya existen grupos masculinos que van por los institutos dando talleres de prevención de la violencia de género e incluso se enseña a realizar tareas domésticas como planchar, cambiar pañales…
Aunque hace tanto mal la publicidad, los medios de comunicación y los tópicos que se oyen en casa o en la calle, que esto sí que merece una campaña de concienciación.
- No olvidar tampoco a las mujeres que nos precedieron como las sufragistas.
- O a Wilhelm Reich que “descubrió” que las mujeres también teníamos sexualidad y nos animó a leer sus libros, para quitarnos el miedo a ser libres. Como científico, su trabajo fue el punto de partida para el informe Kinsey y el de Masters y Johnson
- Queda un largo camino lleno de esperanza, porque si somos capaces de mecer la cuna, también podemos modificar el discurso de la guerra y la violencia.
- Ya Aristófanes, allá en la Grecia clásica en su obra” Lisístrata”, trata este tema y opina de cómo construir otra sociedad diferente.
- Pero siempre, tanto antes como ahora, juntos, hombres y mujeres caminando uno al lado del otros, dialogando y llegando a acuerdos.
- La violencia de género va más allá del terrorismo machista. Es la larga lucha de la resistencia de la mujer en la Gran Guerra de la Independencia Femenina que arranca desde el Neolítico.
- Y por último, el recuerdo y homenaje a la mujer que cada día se levanta teniendo un reto por delante: trabajar, sus hijos y llegar a final de mes, además de defender su espacio allá donde esté. Estas sí que son las heroínas, calladas y no conocidas, las que van haciendo la Historia en el día a día cotidiano.
- Estas son las imprescindibles ¿Qué pasaría un día sin nosotras en el mundo? Mujeres invisibles, pero valientes, luchadoras, generosas, enérgicas y soñadoras de que todo esto puede modificarse si queremos, pero todos juntos.
- Vaya dedicado este post a todas las mujeres que silenciosamente tejen una Historia más igualitaria y solidaria con hilos de color violeta.

viernes, 24 de marzo de 2017

Las mujeres también tejen la historia con hilos de color violeta IV

CRUZANDO EL VIADUCTO
Una gran fotógrafa, además de maga de la ilusión y hechicera de la luz: Mª Ángeles Pérez, ha sabido ir descubriéndonos la ciudad de Teruel, sus pequeños recovecos, sus intimidades, para que aprendamos a quererlos y a sentirlos como nuestros. ¿Quién había valorado los huertos de debajo del Viaducto? Y de repente, un día, nos percatamos de sus colores, de sus formas rectangulares donde los senderos se cruzan jugando a infinitas cadenetas.
Sí los habíamos visto, sobre todo los que hemos vivido siempre aquí pero no sé si los habíamos tenido en cuenta. Y ella nos los mostró como las raíces que nos unían a nuestros ancestros y que no podíamos arrancar.
Formaba parte de una exposición colectiva, RARUM, que se había planteado entre ese grupo incipiente de artistas que despertaban buscando un referente creativo para dar su visión estética sobre los objetos y elementos que se encontraban alrededor. Grupo que todavía sigue en la brecha y que todos sabemos de él a través de sus exposiciones y su derroche emocional.
El último trabajo fotográfico y personal, de una de las integrantes del grupo, Mª Ángeles Pérez, es este: “Cruzando el Viaducto”.
La autora ha elevado el Viaducto a la categoría suprema en una ciudad chiquitica pero con un monumento arqueado sobre el cual podemos pisar, saltar, andar, pararnos, charlar, contemplar los azules y rojos de los atardeceré, que siempre poseen un encanto especial en este punto ya que desde el gran puente dominamos ambos lados: el este por donde sale el sol con el elegante edificio del antiguo asilo de ancianos de San José y el oeste donde se acuesta a dormir
Era agradable, mientras que forjó el proyecto, comenzar su andadura, ver ya a Mª Ángeles con su cámara y su sonrisa cálida y auténtica, esperándote, no solo para realizar las fotos, sino para que fueras capaz de materializar en palabras lo que esos grandes arcos han simbolizado para ti a lo largo de los años. Hay que decir que Mª Ángeles es una persona directa, asertiva y que sabe lo que tiene que platicar con cada uno, o tan solo escuchar.
Para muchos el Viaducto ha estado asociado a la niñez, a la adolescencia… pero también a la edad adulta o la vejez. Os acercáis y allí veréis cuántas personas mayores se sientan en los bancos frente a la fuente Torán, dejando transcurrir el tiempo y a la vez contemplando al personal que va de un lado a otro. Mi padre era uno de ellos y cuando estaba con él, yo me encontraba muy bien en este espacio, sintiendo una gran relajación física y mental.
También siempre ha sido, y es, un lugar de encuentro y de quedadas con los amigos, sobre todo en las Vaquillas.
Me ha sorprendido que los protagonistas del libro de Mª Ángeles recordaban cuando en ese cosmos del Viaducto coexistían dos vías, ida y vuelta, donde nos jugábamos nuestra integridad al caminar a la par camiones, coches, personas varias, pero sobre todo estudiantes en las horas punta de entrada y salidas de clase.
En mi caso procuraba pasarlo siempre en compañía de mis amigas porque si miraba a la acera contraria y me cruzaba con los ojos de algún chico del colegio General Pizarro, la cara se me arrebolaba cual una amapola y un sudor frío me acometía aunque estuviéramos bajo cero.
Al igual que me ha chocado, que la mayoría del personal circule aún hoy por su derecha como entonces, como si tuviéramos todavía en la retina y en el alma las imágenes del pasado donde el centro era peligroso.
El Viaducto con su niebla matutina, el sol radiante o al anochecer, es como una travesía llena de aventuras en la que te puedes encontrar con la gente más diversa y si no tienes prisa, puedes pararte y disfrutar del momento, porque ni un instante hay que perderse mientras se pueda.
Si en un principio Teruel se situaba en una muela rodeada por el cielo, conforme se iba construyendo en los años veinte del siglo pasado (nuestro puente se inauguró en 1929), iba desapareciendo y perdiéndose el dilatado horizonte del Ensanche. Menos mal que desde aquí, desde la ciudad y, como me decía una amiga, siempre se podrá otear el horizonte, así como soñar inventándose mares, cielos, murallas de adobe, desiertos y paraísos de arena azul.
Qué difícil es hablar de Mª Ángeles. Es una mujer poliédrica, para la cual no hay muros que paren sus sueños aunque se transformen en acantilados de perfil dentado; ella es capaz de buscar ese punto donde las dunas se detienen a contemplar las olas marinas y materializar sus ensoñaciones en realidades mediante la fotografía. Mundo mágico que posteriormente nos expondrá embriagándonos en su persistente reto y que a nadie deja indiferente, porque sus materiales son, cual los de una alquimista: fuego, lava y luz.
Nos va haciendo a lo largo de su trayectoria artística, como una ruta guiada para que descubramos la esencia de su obra, como “La creciente conciencia de la Naturaleza”, “Supongamos que es primavera”, “Paisajes de interior” o “Interior bosque”.
Este creo que fue en el torreón estrellado de Ambeles y conforme ibas subiendo escaleras, el viaje a lo misterioso seguía aumentando, sintiéndote que estabas dentro de un árbol inmenso desde donde se podía vislumbrar todas las selvas, bosques tropicales y húmedos del planeta, o tú eras capaz de salir y viajar disfrutando con la independencia que te dan tus alas, exhorta mi amiga, de ese extravagante y utópico pulular.
Dicen que si amas lo que haces, ni los lunes más sombríos te quitan la sonrisa y esa es Mª Ángeles. Es capaz de conseguir que a través de unas piedras u objetos cotidianos, transmitir luz, color, resplandor, ver los objetos desde otro prisma óptico y dar mil matices al universo más gris.
Pero lo que más me ha gustado de ella es que ha dado visibilidad a muchas mujeres, les ha concedido voz, figura e identidad, no porque no la tuvieran, sino porque son mujeres que podíamos pasar desapercibidas, anónimas.
Una de estas exposiciones se llamaba “Mu¡eres” y se llevó a cabo en la muralla de Teruel con un claro y sencillo perfil interactivo. Mientras se iba componiendo el proyecto ella y Remedios Clérigues nos daban tiras de tela de colores diversos con las que teníamos que expresar lo que quisiéramos. Al principio era difícil, pero después nos dimos cuenta de que éramos capaces de sacar algo desde dentro de nosotras para hacer un juego entre nuestro cuerpo y esas telas de gamas infinitas. Para nosotras fue como buscar una estrella, esa que lleva nuestro nombre para que nos arropara con su aliento estético.
La última vez que te vi desde mi retiro mediterráneo fue en la iglesia de San Pedro durante la representación de la ópera de Los Amantes de Teruel haciendo fotos junto a tu gran amiga Reme que nos hizo sentir como que miles de soles bajaban desde el cielo gótico estrellado hasta nosotros, enlazándonos entre los arcos ojivales y los emblemas heráldicos, bajo un silencio sepulcral por el amor roto de Isabel y Diego.
Me imagino que comprenderás la dificultad que me ha supuesto hablar de ti, Mª Ángeles porque tienes una vida tan rica y auténtica que solamente he podido mencionar pequeños retazos de tu actividad y de tu obra. Ha sido como un viaje emocional y deseo que a través de ellos te haya transmitido el aprecio y la admiración que siento.
Y permíteme que termine con unas frases tuyas que me encantan:
A veces imagino
que levanto el vuelo,
y tendida en una nube
estallo en rojos.

Buenos días primavera ...

ME GUSTA LA GENTE QUE VIBRA, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad. Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien se permite huir de los consejos sensatos dejando las soluciones en manos de nuestro padre Dios.
Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.
Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme.
La gente que tiene tacto.

Me gusta la gente que posee sentido de la justicia.
A estos los llamo mis amigos.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría y la predica. La gente que mediante bromas nos enseña a concebir la vida con humor.
La gente que nunca deja de ser aniñada.
Me gusta la gente que con su energía, contagia.
Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera.
Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
La gente que lucha contra adversidades.
Me gusta la gente que busca soluciones.
Me gusta la gente que piensa y medita internamente. La gente que valora a sus semejantes no por un estereotipo social ni cómo lucen. La gente que no juzga ni deja que otros juzguen.
Me gusta la gente que tiene personalidad.
Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.
La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse GENTE.
Con gente como esa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlos junto a mí, me doy por bien retribuido.
Mario Benedetti
Para mí maña Carmen . Elvira.
No te rindas por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque cada día es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estás sola,
porque yo te quiero.
Mario Benedetti

domingo, 19 de marzo de 2017

Las mujeres también tejen la historia con hilos de color violeta III

                  GUERRILLERAS, LA ILUSIÓN DE UNA ESPERANZA
“El pueblo que quiso ser.
                                                                      La España que no pudo ser.”
            “De una manera u otra, yo me siento contenta de nuestra gente, de nuestra lucha, de nuestra causa, de nuestra pequeña aportación a favor de los derechos humanos, de todos los derechos que la dictadura se encargó de torcer y maltratar”.
Guerrilleras, la ilusión de una esperanza  trata de lo que pudo ser, llegó a nacer y ahora es tan solo Historia, nuestra historia no escrita, porque ni  eso ha alcanzado a ser. Todavía, dice la autora Esperanza Martínez en el Epílogo.
            Aquí se habla de personas, no tan solo de paisajes, de pueblos y ciudades ni tampoco solamente de historias, ni de mitos ni de leyendas, hablamos de de gentes, del pueblo en suma. No es una voz más, que surge de lo profundo del país, del paisaje, del pueblo.
            Es la voz de una mujer, de una que no quiso callar, que no se arrodilló ni para rezar, que no quiso aceptar lo que sobre ella habían decidido otros.
Que ha vivido para contárnoslo y si os dais cuenta, al leerlo no pretende figurar, ni regodearse en su propio sufrimiento, sino que compone un relato de luchadoras por la dignidad y libertad. Es especial y de sus ojos, a pesar de la edad, saltan chispas de ilusión y esperanza
            Esperanza Martínez, “Sole”, tal como se le conocía en la lucha, estuvo en Teruel en 2011 participando en las Jornadas sobre la Memoria Histórica organizadas por la asociación Pozos de Caudé. En ese marco nos presentó el compendio de sus Memorias y pudimos hablar e intercambiar pareceres con ella.
             Choca la sencillez y la calidez humana que transmite. No siente odio por lo pasado, ella sigue comprometida con la causa de que se reconozca y se valore la aportación de las mujeres en el mantenimiento del “maquis”. Republicanos que habían sido derrotados pero que soñaban que tras la Guerra Civil (1939) España regresara a la democracia, especialmente al  acabar la II Guerra Mundial porque Francia y el Reino Unido rechazasen al dictador y les prestasen su ayuda, hecho que no ocurrió así y que  produjo una gran desilusión en aquell@s que combatían contra el Franquismo recién instalado  en España. De esta forma se quedaron solos, refugiados en el monte sin ayuda exterior, lo que junto a la represión tan fuerte que sufrieron por parte de la Guardia Civil, hizo que muchos cruzaran la frontera hacia Francia evitando que fueran antes ejecutados o fusilados mediante la aplicación de la “ley de fugas”.

            ¿Quién era esta mujer?  Cronológicamente nos sitúa en  el 27 de marzo de 1927 a 15 km. de Cuenca, en la aldea de Atalaya de Villar del Saz en la que nació. Era la tercera de una familia de cinco hijas de ideología republicana y amante de la libertad.  Campesinos que trabajaban tierras arrendadas donde a las hijas les tocaba de todo, tanto  en el campo como en casa y más cuando murió su madre.
            Época de Radio Pirenaica y Radio Independiente, Esperanza piensa que sobre su familia se  cernieron siempre los peores augurios que les hacía vivir intranquilos. El silencio era la mejor manera de pasar sin levantar sospechas. Tanto era su sigilo que su hermana Amancia hacía tiempo que ayudaba a la guerrilla (maquis) y nadie se había enterado, ni la familia, incorporándose ella al saberlo  como enlace “administrativo” de compras, mensajes y de lo que fuera surgiendo. En realidad, consideraba a los guerrilleros como su propia familia.
            Tiempos duros, entre 1948 y 1849,  se llevó a cabo el asalto al Cerro Moreno por parte de la Guardia Civil, en el término de Santa Cruz de Moya, donde todavía se siguen celebrando encuentros en la Aociación “La Gavilla Verde” para reivindicar la memoria de todos los que  siguieron en la brecha al finalizar la Guerra Civil y que los gobernantes de la Transición no supieron o  no quisieron incluirles entre las personas que habían defendido la Democracia  sufriendo continuamente una  gran represión. Deuda histórica que tendría que pagar el sistema democrático actual.
            Ante el peligro permanente de vivir en el pueblo y enlazar con el monte, el padre y las hijas se trasladaron a los campamentos de la llamada Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA). Allí comprobó que las tareas eran compartidas y no por sexo, había debates, cultura…Muchos aprendieron a leer, a escribir y a pensar. Pero  la vida era muy dura, ya que se cambiaba continuamente de lugar, se dormía a la intemperie  bajo la luna y las estrellas… Hacer fuego era una tarea complicada porque podían ser localizados. Generalmente buscaban zonas elevadas, de pinares y aisladas, acechándoles siempre el peligro y el miedo, que pasó a integrarse de forma habitual en sus vidas.
            Si no habéis estado en la Escuela de Maquis de Teruel,   campamento-escuela de la AGLA entre Tormón y Jabaloyas, os animo a ello. Se trata de un espacio mágico,  como entrar en otra dimensión. Su silencio es tan acogedor que cuando bate el viento, crees escuchar las confidencias de estos hombres y mujeres valientes entre las enormes rocas dl rodeno.. En este “hogar” al aire libre se percibe cómo estaban distribuidas las dependencias de la “vivienda” (las letrinas, las habitaciones…).
Nuestro club de lectura de la UNED aprovechó la singularidad del lugar para realizar  la puesta en común de la joya literaria “Concierto al atardecer” de Ildefonso Manuel Gil, y fue una verdadera gozada experimentar esa tarde hasta que el crepúsculo nos despidió entre los colores típicos turolenses.
            “Sole”, una mujer fuerte y soñadora, afirma que “A pesar de las calamidades, ello nos daba un fortalecimiento ideológico y una firmeza para no desfallecer  en aquella pelea titánica contra la barbarie y nos animaba a seguir combatiendo por una sociedad democrática donde la justicia fuera a la par de los derechos humanos”.
            Estuvieron Esperanza y sus hermanas en el monte alrededor de dos años, pero ante los planteamientos europeos frente al Gobierno franquista de España, decidieron ir saliendo, como otros,  por Valencia y Barcelona hacia el exilio, hacia Francia.
            En la documentación falsa que manejaba Esperanza figuraba como Consuelo Pallarés Olivares,  de profesión, modista, pese a lo cual en Miranda de Ebro Ebro, junto a sus hermanas, fue detenida; y a partir de aquí, su vida es  como un “vía crucis” pues empieza a pasar por diferentes cárceles, comisarías, gobernación… Esperanza detalla en sus escritos los sufrimientos y torturas a las que fueron sometidas. A pesar de estas situaciones, ella intentó formar espacios de creatividad y de coraje con las otras internas  manifestando su afán de no desmayar jamás en pro de un mundo mejor y más justo.
            Las funcionarias eran a veces verdaderos verdugos y cuenta una anécdota que aparece también en “La voz dormida” de Dulce Chacón y que tenía que ver con los momentos de celebraciones religiosas o de culto, los peores, como las misas obligatorias, la Navidad… Un día de esos se empeñaron en que las presas besaran el pie del niño Jesús, Reme, una compañera de su grupo, le dio un bocado y tras una gran bronca, ya no le molestaron más con ese hecho.
            En la cárcel la dirección pretendía borrar los supuestos “desvíos” de las internas mientras que ellas deseaban, sobre todo, trabajar para redimir penas porque se les acumulaban, pero también cuidarse la salud, la dignidad y las ganas de vivir para empujar el cambio político en la España dictatorial que estaban soportando.
            Esperanza relata que cuando salió a la calle con libertad condicional, le costó mucho tiempo  adaptarse. Se encontró con un mundo que no conocía, no tenía seguridad de movimientos, le aterrorizaba el teléfono, los semáforos… Estas sensaciones solían ocurrir y a mi recuerdan al protagonista de la  novela “Un hombre” de Oriana Fallaci que, después de haber luchado tanto y estar tanto tiempo preso, al salir libre  observa que sus compañeros se han convertido al capitalismo puro y  renunciando prácticamente a aquellos periodos clandestinos donde se forjaron en los primeros años contra el fascismo.¡ Estupendo libro.! También es verdad que no es lo mismo leer un libro ahora que hace unas décadas, en plena Transición, como pasó en su momento con la película “Novecento” pues el impacto es diferente.
            Nuestra autora conoce a Manolo, también luchador contra la Dictadura y preso en la cárcel de Torrero de Zaragoza donde  se casará con él- Tienen un hijo en común, Vladimiro, y ya establecerá su hogar en la mencionada ciudad aragonesa a pesar de sus continuos viajes. A partir de ahora tendrá que presentarse periódicamente ante la Policía.
            Al final del libro realiza alguna reflexión sobre estos años de lucha violenta, deshumanizada y desigual.
-   Afirma que no se arrepiente, que volvería al punto de partida si se encontrase en la misma situación y que lamenta la cobardía de los que se incorporaron a las contrapartidas, colaboradores con las fuerzas represivas y de  guardiaciviles vestidos de paisanos, como si fueran maquis, para despistar a los masoveros que no sabían a quién atendían cuando se encontraban con ellos. Esta medida servía para ejercer una mayor represión contra los guerrilleros.
Flores en el campamento
de los maquis en Tormón
-   Piensa que la recuperación de la Memoria Histórica sigue siendo un acto de justicia. Los guerrilleros en su enfrentamiento contra el régimen franquista fueron tratados como terroristas y bandoleros y exigen el reconocimiento jurídico como luchadores en armas contra la Dictadura, en defensa del régimen democrático de la República y de las libertades: “Éramos los herederos de un Gobierno legal, derrotado pero no vencido” Es necesario denunciar la ocultación y el olvido. En este sentido hay que apuntar que ellos fueron víctimas de unos militares africanistas que - Pide cambios de la Ley de Memoria Histórica de tal manera que se contemple la anulación de los consejos de guerra y sentencias.
 -   Mientras que en Francia el colectivo guerrillero ha sido reconocido y respetado con todos sus valores en pro de la democracia y se le han dedicado calles, levantado monumentos…, en la España de la Transición ni los sucesivos gobiernos, ni la mayoría de partidos políticos, ni otras instituciones oficiales se han acordado de este movimiento a favor de la libertad.
-   Insiste Esperanza que los supervivientes, y también los ciudadanos, tenemos el deber de transmitir a las futuras generaciones estos hechos históricos y, sobre todo, la verdad de lo que ocurrió.
-    No quiere acabar su escrito y ella vuelve a insistir en el papel de las mujeres en estos acontecimientos históricos. . Las mujeres republicanas fueron el alma de la retaguardia, de los puntos de apoyo, de las labores de enlace y colaboración. Fueron las auténticas guerrilleras del llano, sin cuya labor la guerrilla propiamente dicha no hubiera sido posible. Se jugaron la vida en el abastecimiento, en la vigilancia, en la ocultación de los guerrilleros, en el socorro a los mismos, en su protección yen cuya labor muchas perdieron la vida y su juventud. Sometidas como mujeres y reprimidas como “rojas” fueron así las grandes perdedoras de la guerra civil.
-    El franquismo no pudo concebir el compromiso político femenino, especialmente si un compromiso contrario a la ideología oficial, porque supone una transgresión total del modelo de feminidad construido desde el nacional catolicismo. La mujer sumisa, reina del hogar, obediente en todo a las normas del patriarcado. La militante política es forzosamente una mujer degenerada, una prostituta cuya presencia en el monte solo se justifica como barragana de los guerrilleros.
 -   Francisco Moreno, catedrático, señala que “Esperanza Martínez tuvo, al menos, la suerte de salvar la vida, y con ello nos han salvado la Memoria, nos han salvado la historia y nos han salvado el honor y la dignidad de una lucha democrática. Que la historia y la Democracia española les den el reconocimiento que se merecen.”
-   Mercedes Yusta: “Así, el testimonio de Esperanza, que no es solo rememoración del pasado sino combate por la memoria, hace eco a la sexta Tesis de la filosofía de la historia del filósofo Walter Benjamin, que murió de desesperanza en la frontera franco-española mientras trataba de huir del acoso nazi”
Pocas personas tienen la dicha de tener escrito en su rostro la palabra dignidad.
-   Esperanza, “Sole”, Es una mujer que al aproximarte a ella, te atrae esa postura de mujer sufrida, callada, silenciada por toda una vida de sacrificio; Sientes que una viveza y una dignidad infinita llenan su alma porque “Resistir es vencer”.

-                    !!Gracias Sole,  por ser tan valiente!! 

lunes, 13 de marzo de 2017

Las mujeres también tejen la historia con hilos de color violeta II

 “El Baile” de Irene Némirowsky
A pesar de estar en los días del 8 de marzo con campañas de concienciación, más parece el día 25 de noviembre, ya que siguen bombardeándonos con noticias de muertes y maltrato a las mujeres como si fuéramos muñecas de trapo. ¿Por qué?

Continúo con los libros que me he propuesto comentar pero con la mirada puesta en el exterior, en lo que les ocurre a otras mujeres y compañeras sufrientes.

“El baile” es uno de esos ejemplares que nada más verlo piensas que es accesible fácilmente, pues presenta letra grande y apenas un centenar de páginas, de tal forma que sin darte cuenta ya estás metida de lleno en él. Pero conforme lo vas leyendo, sientes que presenta más “enjundia” y profundidad de lo que parece.
En este caso concreto, una familia, los Kampf, descendientes de judíos y por supuesto trabajadores en la Bolsa de Nueva York, llegan a amasar una gran fortuna pudiendo disponer de todo aquello que una persona puede comprar con dinero, menos el reconocimiento social porque además viven en una zona super-lujosa donde quieren codearse con los más poderosos de la ciudad. Para ello preparan una fiesta en su casa con más de 200 invitados sin contar con su hija Antoinette de 14 años, a la que no dejan asistir al evento de ninguna manera.
Esta, por primera vez, piensa que tiene que vencer el miedo materno sobre todo, por un lado y, el paterno y enfrentarse a ellos; si no directamente, urdiendo una venganza que lleva a cabo, confiando que les pueda servir como punto de inflexión y lleguen a alcanzar otra mirada sobre los horizontes de la vida.
Al final de esa inolvidable noche, Antoinette fue consciente de que jamás había contemplado aquella mirada fría, de mujer enemiga en su madre, mientras sus ojos saltaban entre el crepúsculo de la tarde con aquellos árboles desnudos y el cielo blanco como una perla.
Irene Némirowsky, la autora, es como una cirujana que va diseccionando todos los entresijos de la personalidad de una adolescente con las mejillas arreboladas por la edad, y que solamente quiere ser feliz, independiente de sus padres, o quiere morir a pesar de ellos; padres que se apasionan por ser algo más que ricos entre condesas, marqueses y “gente”, según ellos, de buen vivir.
Roxine, la madre, la dactilógrafa del diseño, es egocéntrica y narcisista y no prodiga demasiado cariño a su hija, más bien le molesta. Junto a su marido Alfred salieron de Francia para salvar sus vidas cuando fue invadida por los alemanes, buscando tan solo un refugio para sobrevivir.

Antoinette es, a sus 15 años, incapaz de gestionar la situación con su madre, contempla el universo oscurecido, desdibujado entre sus dedos como el agua que no volverá. El viento sopla frío y húmedo debido a la lluvia, empañado de sus propias lágrimas.

Y es en este punto donde El Baile” y la vida real de Irene Némirowsky se entrelazan. Irene (Kiev, 1903- Auschwitz, 1942) huyó con su familia tras la Revolución Rusa y se establecieron en París. Se licenció en la Sorbona y empezó un brillante camino como escritora pero con el estigma de la estrella amarilla judía en sus ropas, fue deportada, al igual que su marido, a Auschwitz donde murieron.
Sus hijas, sin saberlo, guardaron un manuscrito que salió a la luz en 2004, la obra llevaba por título “Suite francesa” y fue desde este momento cuando se volvió a hablar de ella y de su joya literaria.

“El baile”, según algunos autores, presenta un valor profético, previo al crack de la bolsa de Nueva York en 1929 y al ascenso del nazismo, desastre que tanto le afectaría a ella y a su familia y que, aun pareciendo que no pasaba nada, se produjo la gran masacre de la población judía europea.

Incluyo a esta autora en “Las mujeres también tejemos la Historia pero con hilos de color violeta” por ser una mujer que durante años pasó inadvertida y olvidada por la Historia y la crítica literaria, al igual que les ocurrió a otras mujeres en otros campos de la ciencia, pintura, música…
Y porque murió en un campo de concentración junto a miles de mujeres a las que les robaron su juventud y humillaron hasta límites infinitos, víctimas de un régimen de terror y exterminio.
Sirva este texto como homenaje a ella y a todas las demás mujeres que compartieron celda y miserias con Irene. Grandes miserias porque aún hoy en día visitar los campos de concentración supone echarle moral y saber que en días posteriores no podrás dormir pensando en todos los retazos de vida que hay expuestos: zapatos, gafas, poemas, dientes, mechones de pelo… y si además pasas por las cámaras de gas, hornos crematorios… unidos a la frase irónica que aparece en la puerta, “El trabajo te hará libre”, te dan ganas de vomitar, por lo difícil que te resulta el que nadie hiciera nada ante estas gestas de odio y racismo..
Mientras las mujeres estén ocultas, no existen. Tenemos que hacerlas perceptibles, que sean visibles y contar con su valía y poder. Cada una de las que vamos nombrando son grandes luchadoras, ahí donde les ha tocado vivir y pelear.

Yo no tengo soledad.
Es la noche desamparo
de las sierras hasta el mar
Pero yo, la que te mece.
¡Yo no tengo soledad!
En el cielo desamparo
si la luna cae al mar
Mi sangre irriga todo mi cuerpo,
Nacieron así las ideas,
Los sueños, el instinto, todo a golpes de amor,
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas, por las mil y
Una cosas que hacen las mujeres
todos los días
y bendigo mi Sexo.
(Antología de “Poemas sobre mujeres silenciadas 
por el machismo y escritos por mujeres del siglo XX”. Editorial Visor)

domingo, 12 de marzo de 2017

NATALIA, MEJOR DEPORTISTA

Anoche se celebró en el Palacio de Exposiciones de Teruel la gala anual del deporte.
Ya estaba nominada, pero ayer fue aclamada como la mejor deportista de la provincia de Teruel 2016, Natalia Suárez Rodríguez.
Brillo con luz propia porque este galardón no es de una noche, es un premio a la constancia y a la voluntad día a día.
Animó a los qué piensan que hay sueños inalcanzables, pero que con esfuerzo y disciplina se pueden conseguir.
Felicidades, Natalia, a ti la primera y más efusivamente, también a tu madre Teresa porque siempre está ahí con esa energía que la catacteriza, y a todas las mujeres que te rodean y arropan continuamente. 
Sigues siendo un modelo a imitar.

lunes, 6 de marzo de 2017

Las mujeres también tejen la historia con hilos de color violeta I

            Cada vez más las mujeres queremos dejar de ser invisibles en la vida porque realmente no lo somos. Nuestro papel ha sido la mitad de la Historia de la Humanidad y si no se nos ha reconocido y nombrado, ha sido porque se ha valorado mucho más el papel masculino en todos los aspectos.
 Si ahora, en pleno siglo XXI, oímos las palabras que pronunció un eurodiputado polaco en el Parlamento Europeo sobre “si somos más bajitas y tenemos menos fuerza, por lo que debemos ganar menos salario…” O a unos jueces llenos de prejuicios y tabúes no superados, afirmando que vamos “provocando” a los hombres…” Imaginaos lo que ocurriría hace unos siglos. Y no hablemos del célebre autobús contra la transexualidad que circula por algunas ciudades españolas… ¡Qué avances, eh!
            Este 8 de marzo se va a utilizar en todo el mundo como un día de reivindicación femenina en diferentes aspectos vitales . Ello nos lleva a pensar que hay que hablar a los hijos,  a los alumnos y proporcionarles unos recursos para que se sepan defender, saber qué es lo que les pasa y poder pedir ayuda.
            ¿Por qué digo esto? Hace unos meses asistí en Canet d´en Berenguer a la presentación de un libro titulado “Niña invisible” en la que participaron la autora, Melisa López, y un periodista. Todo ello dentro de un ambiente de reflexión e intercambio de ideas, lleno de confidencias y complicidad.
            La obra en cuestión trata de la vida de una chica y la de su hermano que, desde pequeños, viven en un ambiente de violencia doméstica ya que oyen llorar a su madre, gritos, ruidos de trastos… Saben que algo  pasa pero no sabían ponerle nombre.
     Estefanía (Naía), que así se llamaba la protagonista, solo es feliz cuando su madre está sola en casa, en el momento que viene él –el padre, claro-, el miedo se apodera de ella, moja la cama todavía pese a tener 9 años y todo esto le ha generado un bloqueo general cuando alguien se manifiesta agresivo con ella, especialmente cuando recibe de su padre los mensajes que le llegan  de no manifestarse como un chicazo, sino una chica femenina para que no se quede soltera, y siempre conducirse  obediente. Aunque, a veces también es feliz, sueña que vuela y se siente libre en medio del cielo. Lo necesita para respirar y seguir viviendo
            Tanto a su hermano, Víctor, como a ella se les ve faltos de cariño, mimo y atenciones, por eso se pasan la mitad de los días en casa de los abuelos (“iaios”) donde sí encuentran cariño en sus tíos que les adoran y que suplen, en parte, el afecto que les falta en casa. Les leen cuentos por las noches, les hacen “comidicas” buenas…
            En clase,  también hay momentos en los que Estefanía se ve sometida al acoso escolar temporal, bien por los chicos que no quieren compartir espacio con las chicas.  (¿Dónde está escrito que gran parte del patio sea de ellos?) o porque estos  inician una campaña para jugar a tocarles el culo y manosearlas, y el envite  es con  sus propias compañeras, principalmente si se le olvidan los pantalones ya que su slogan a partir de aquí será “No volver a ponernos una falda para venir al cole, nunca más”.
            Y lo que más choca de esta situación es que los profes parece que apoyan a los chicos diciendo que ellas no saben jugar y que son unas quejicas. Este hecho ocurre también actualmente ¡ Cuántas veces desde los Centros educativos se “hacen los suecos” ante algunos actos de este estilo, que suelen repetirse y que se les denomina con el término inglés “bullying, ,hasta que explota la situación.
            El ambiente de la casa es tan endogámico y cerrado que hasta la violación que sufre Estefanía  en el ascensor se ve eclipsado casi, porque el daño emocional que ejerció su padre superó el sexual y psicológico del agresor.
            Pero a pesar de este panorama, las madres obligaban a las hijas a respetar al padre y a quererlo, como su amiga Claudia al suyo ¿Por qué no lo voy a querer si es mi padre? Esta situación la hemos comprobado en numerosas ocasiones en las que la madre, consciente o no, expone a sus hijos a un maltratador, a veces con consecuencias irreversibles.
            La única persona, a la que luego agradece el haber estudiado  lo que decidió y que le orienta tras contándole los hechos de antaño y acontecimientos de la Guerra Civil, es a la “iaia” (la yaya) que le anima a que elija bien en la vida porque es la suya y la va a vivir ella. Pero Naia está buscándose todavía en 6º de Primaria.
            Al final del relato su madre muere y como última despedida “mientras los cuerpos esperan” ellas viajan en el tiempo, vuelan por lugares recónditos y pasados, la abraza y siente que su calma le embarga para seguir viviendo siempre ya.
            Al final del libro, ella, Melisa López, la autora, expuso que esa había sido su niñez (Olé tu valentía¡¡),  y que en su casa pasaba algo de ahí su convivencia con  los tíos, en casa de los abuelos, pero que no le salía contestación a cada grito, cada insulto, cada amenaza, cada humillación, cada ninguneo, ridiculización, desamor… porque los hundía más.¿ Qué podían hacer ellos a esa edad salvo resguardarse en el cariño de los abuelos…?
            Además, a esos años, lo que ocurre en tu casa crees que es lo normal en todos los hogares. No entendían el alcance de los actos, por lo tanto no sabían denunciarlo, de ahí la importancia, tal como he dicho al principio, de dar a los niños alternativas y estrategias desde pequeños y en todos los aspectos para que sepan distinguir todo tipo de abusos y falta de libertades individuales o colectivas.
            Melisa me pareció una mujer valiente, luchadora, hoy día madre,  con un compañero cuya complicidad se palpa y teniendo como objetivo el trabajar en este campo de la violencia de género en colegios e institutos, buscando que los chicos sepan qué es la resiliencia,  la capacidad de superar las adversidades de la vida que van surgiendo y transformarlas positivamente.
            Mujer enérgica y sin complejos, moviéndose en una comarca pequeña como es el Camp de Morvedre, ha sido capaz de abrir su alma sin costuras para mostrarnos que en esta vida todo se puede superar y desnudar sus emociones para enseñarnos.
-  Ella misma afirma en el epílogo que ser hija víctima de violencia de género ha hecho de ella una persona distinta a la que hubiere sido sin ese condicionamiento.
-   Que la abuela le contara tantas historias de mujeres supuso que  las viera como compañeras de viaje, que estudiara la carrera de Historia y que se percatara de que las mujeres compartíamos objetivos y violencias más allá de las clases sociales, étnicas, estudios, religiones…
-     Afirma también que esto le llevó a tener que mirarse en el espejo y repetirse que ella no era violenta, costándole años superarlo hasta que aterrizó en una terapia grupal con psicólogos donde jugó y vivió con niños y niñas invisibles que también tuvieron que buscarse para visibilizarse.
-   Ser hija de un agresor es sentir que te han quitado la valía personal durante años, que durante tiempo la culpa te acompaña, que a veces odias a tu madre por no haber sabido escapar y haberos salvado de esa situación o no haber trabajado para generar transformaciones positivas y optimistas.
-     Luego, de mayor, me hice  irreverente y rebelde por mi compañero Nacho, que me enseñó lo grandiosa que es la palabra AMOR. Nuestra  relación es la razón y el corazón es pura conexión.
-  Anima Melisa a que si alguien se ha identificado con algún pasaje y le ha puesto nombre es porque existe, y aquí empezaría el cambio para ser feliz y libre.
-    Acaba diciendo  la autora, que ha escrito esta historia desde las entrañas, con toda la ternura e inocencia, que sabía y  tenía. Porque  ¿qué sería ella sin su historia? Y afirmando, al igual que Gioconda Belli, que no se arrepiente de nada.
No culpo a nadie.
Más bien le agradezco los dones.
No me arrepiento de nada como dijo Edith Piaf.
Pero en los pozos en que me hundo,
Cuando en las mañanas, no más abrir los ojos,
Siento lágrimaspujando;
Veo a esas otras mujeres esperando en el vestíbulo,
Blandiendo condenas contra mi felicidad
Impertérritas niñas buenas me circundan
Y danzan sus canciones infantiles
Contra mí, contra esta mujer
Hecha y derecha, plena.
Esta mujer de pechos en pecho
Y caderas anchas,
Que por mi madre, y contra ella, me gusta ser.
                                                                       Gioconda Belli
 -  Melisa, muchas gracias por compartir tus vivencias,  tu lucha y tu gran superación. Personas como tú nos son tan necesarias¡¡
Gracias por estar ahí.
Mujer Árbol,
Mujer Libre,
Mujer Luz.