martes, 30 de mayo de 2017

Entre “descerebrados” anda el juego-II-

Los Crónica y mi brazo “loco”
Ya me he cansado de hablar del cerebro y deseo cambiar de escenario, así que me lanzo al vacío para llegar al nuevo cuadro, bajo el eslogan: “las estructuras cambian, las esencias permanecen”, perteneciente a la serie: Recuperación.
Seguimos con los Crónica. En este caso, el conjunto es el que configura la narración. Descontextualizan imágenes contemporáneas situándolas junto a las “clásicas” para ofrecernos una composición diferente y, sobre todo, una interpretación y un significado distinto de lo que aparenta.
Contemplo la obra de “El caballero de la mano en el pecho”, originalmente pintada por El Greco, que los Crónica reinterpretan y lo presentan con el brazo derecho escondido debajo de una mesa. En esos momentos siento el temblor en el cuerpo, la inmovilidad del brazo y el descontrol de la mano. Son como los dos episodios previos que tuve al irregular desarrollo craneal que bien pudieron ser dos ataques epilépticos como aviso. ¿Pudiera ser que ese “caballero” hubiera sufrido también estos movimientos involuntarios y de ahí su blanca mano izquierda desapareciendo bajo un fondo siempre negro?
En esta mezcla de valores tradicionales y nuevas tecnologías, en las que los de mi generación ya casi nos perdemos, observamos al conde-duque de Olivares, sin caballo, ¿regenerando a una duquesa de Alba al compás de una batuta. La escena se presenta como si su tronco y abdomen, al igual que yo, estuvieran bajo un mal eterno y a través de estos mecanismos computarizados, se los curaran o más bien le trasplantaran su físico, dejando al descubierto su razonamiento y capacidad de palabra. A su vez, el Conde-Duque al igual que todos los mortales va perdiendo privilegios y honores pero mantiene su dignidad y su punto malicioso y cómplice con el espectador y con nosotras dos. Yo también pierdo libertad física pero puedo suplirlo con mi voluntad y disciplina mientras me sea posible.
Puede sonar a optimismo barato o a manual de autoayuda, pero la neurolingüística es una disciplina centenaria que no solo ha dedicado sus esfuerzos al estudio de la producción del lenguaje desde el cerebro, también a la influencia que la palabra ejerce sobre la mente. Como defendía el psicólogo ruso, Lev Vygotsky en la primera mitad del siglo XX, todas funciones mentales –pero sobre todo el lenguaje- tienen una dimensión interna, mental o computacional, que puede ser estudiada científicamente. Pensamiento y palabra son dos conceptos íntimamente unidos.
Y la eterna pregunta reciente que crea inquietud: ¿Algún día nos dominarán los robots? ¿Será más importante la máquina que el ser humano? ¿Y tendrán memoria?
En el cuadro del Equipo Crónica en el que se ve a uno de las monjes blancos de Zurbarán y parece que este personaje hace memoria observando cómo controla la escena un hombre con la cruz de Santiago, que bien podría ser un policía manejando la situación en la medida en que lo plasmado allí, arrastra una carga cultural, social y política concreta pretendiendo satirizar y desmitificar aspectos de nuestra Historia Contemporánea.
Quiero aclarar que la interpretación de las escenas pictóricas no siempre son las auténticas, sino que algunas son totalmente libres y personales para que vayan caminando juntos en el relato, cerebro-pintura.

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