En este retiro temporal y
voluntario junto al mar, asumíamos que estábamos como exiliados, que tan solo
nuestras ventanas proyectaban destellos
nocturnos de luz, pero una noche, a escasos metros de nuestra terraza,
descubrimos un fulgor insólito que también procedía de otra cristalera próxima.
Negra estaba la noche y asomada a
ella, sentía que podía tocar la bóveda
celeste nocturna y apoderarme de una estrella.
No noté de dónde salía exactamente,
y si era real o un juego de pistas proyectado por un caleidoscopio tejido con
armoniosa maestría, pero parecía hacernos un guiño. Y no sé de dónde surgió, ni
cómo ni cuándo; no eran voces, ni palabras, ni silencio, pero nos llamaba desde
las ramas de la noche, desde la espesura de la penumbra. ¿Quería compartir?
Pero ¿quién existía en esa casa?
¿Qué
objetivo tenía?
Día y noche las cortinas, entreabiertas, difuminaban y
proyectaban su luz.
¿Era un guiño, como he dicho antes?
¿Acaso un saludo? ¿Un "Hola, estoy
aquí"?
La observábamos cuando nos
levantábamos y nos acostábamos por si seguía ahí, cuando íbamos o veníamos. Nos
habíamos hecho ya a su compañía pero nunca detectamos vida alguna en su interior.
Había como una vaga ausencia, como si se quisiera burlar tanto del alba como
del anochecer y todo se quedaba atrás, noche y aurora, suspendiendo el día como
un puente entre sombras, hasta que a fuego
lento brotara de nuevo a la luz del día
y la niebla lejana diera paso al
palpitar nuevamente de sus calles.
"No hay pura luz
ni sombra en los recuerdos
que se hicieron cárdena ceniza
o pavimento sucio
de calle atravesada por los pies
de las gentes
que sin cesar entran y salen por
los recovecos más escondidos"
- Pablo Neruda-
Con una mente práctica tratamos de
dilucidar qué motivos habría para ese
enclaustramiento:
¿Un mal de amores?¿Un duelo por una
pérdida?
¿Una cura de sueño o de salud, como
nosotros?
¿Una preparación a fondo de
oposiciones o exámenes de los cuales depende todo tu futuro?
¿O se ha encerrado porque... como
decía Enrique Heine: "La
verdadera locura es la sabiduría, que no pudiendo soportar las vergüenzas del
mundo ha decidido inteligentemente volverse loca"?
Existirían varias respuestas a esta
incógnita, cada uno que elija con la que más se identifique.
Nosotros nos habíamos hecho a la idea de mandarnos destellos anónimos:
"Estamos aquí, ya sabes. Formas
parte de nuestra vida también, en este
halo de luz recíproca"
"Todo, desde el más nocturno
beso al cenital esplendor, ya todo está
mucho más claro"
Pedro Salinas
Un anochecer en que las olas del mar
rugían con más fuerza y el viento ululaba entre los árboles, setos y parterres,
detectamos que la luz cálida anaranjada, tras mucho observarla en la distancia,
posiblemente procedente de una lámpara de sal del Himalaya, había desaparecido.
Esa fuente, la relajante y beneficiosa para la salud y el
descanso de aire puro, se había ido apagando.
Una tristeza sosegada me corrió por
todo el cuerpo y pensé, para consolarme, que la sombra no existe y lo que llamamos
así es la luz que no vemos, pero que siempre está ahí.
¿Qué había pasado? ¿La casa ya estaba vacía?
¿O era otro fenómeno lo que había producido
este desastre en el maravilloso espectáculo que se había creado entre dos
mundos solitarios, pero a la vez ávidos de comunicación?
Presté atención, escrutamos el panorama
en toda su amplitud y nos percatamos de que, en el fragor de la noche, el faro también había sufrido los rigores
de las tormentas y de los vientos. Estaba apagado, ya no giraba cucándonos el
ojo como de costumbre.
Se alzaba orgulloso sobre los tejados y
jardines pero sus ojos se encontraban vacíos y llenos de olvido.
Ahí fue donde comprendimos que cada día, cada
noche, venía a acompañarnos, haciéndonos soñar, como en un juego de espejos, la
luz reflejada en los dos ventanales.
Pero yo no quería perder esa luz, el
final de esta verdad misteriosa. La vida continúa, sí, pero la esperanza se va
galopando hacia otros mundos infinitos y el vacío se apodera en continua sucesión del día y la noche
Eres luz, no lo sabes y eres luz.
Y cada vez que te vas, se apagan
todos faros del mundo y mueren
en sus orillas los mares negros.
Y
cuando llegas, contigo regresa el
verano, y hasta se atreven a
volar
los pájaros, y se vuelven los
girasoles
a mirarte. Eres luz, lo sé, y
hasta la
noche lo sabe.
Irela Perea
Quiero ir tras la luz que ilumina y
no deslumbra, alejarme de la penumbra, llegar hasta la que se encuentra más
allá de la luz solar.
¡No te vayas, no
te alejes, estrella de la mañana y resplandor entre las tinieblas!
No puedo correr,
llegar a tu altura
¡Las esperanzas de
alcanzarte son vanas!
¿Volverás?
Yo
solo quiero y deseo la luz de la verdad
¿Pero dónde está?
Existe o ¿ha sido
siempre un espejismo?
Se impuso la
realidad y se ausentó el sueño.
¡¡Yo, aquí quedo!!
¿Habrá otras
esperanzas e ilusiones en un hipotético mañana?
Eres tú la que está llena de luz Maricarmen! Sin niguna duda. Un abrazo tan grande como lo eres tú
ResponderEliminarToda tu eres luz Maricarmen! Llena de esperanza. Te mando un abrazo grande, tan grande como lo eres TÚ!
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