Quimioterapia
Y esta tarde, toca “quimio”.
Si de por sí ya no es agradable
este tratamiento médico, el que tengas previamente que pasar por el análisis de
sangre para que el oncólogo, según el resultado del hemograma, decida si te
aplica o no la “quimio” parece el sorteo de una tómbola.
Leucocitos, plaquetas,
hematocrito… han de presentar unos parámetros mínimos para que se pueda
administrar ese día el duro tratamiento médico. Yo siempre ando justica en los
resultados, especialmente desde que me realizaron los dos autotrasplantes a
mediados de los años noventa, sobre todo de plaquetas y hematocrito. Casi
siempre estoy por debajo de los valores normales de una persona, por lo que hay
días en que acudo al hospital y tienen que aplazar la sesión para la semana
siguiente.
En la sala donde se recibe el tratamiento de “quimio” estamos
siempre cinco personas sentados en unos sillones que se pueden hacer casi una
cama. A menudo todas mujeres y varias de
ellas dedicadas a la enseñanza, con dos enfermeras que son la alegría y la
gloria personificadas puesto que nos animan, nos tratan con cariño, nos miman y
ante cualquier mareo, si intuyen que algo no funciona correctamente, vienen en
tu ayuda o la buscan con diligencia.
Allí permanecemos varias horas
por lo que se puede hacer de todo: leer, comer, dormir, charrar… Hay días que
no tienes ganas de “na” pero otros, entre los goteros, surgen las confidencias
y en ese espacio íntimo que nos iguala a todas, te vas desahogando y, sobre
todo, si es la primera vez que te ha ocurrido este “percance” que, por otra
parte y sacándole algún matiz positivo, te hace descubrir nuevos mundos y
disfrutar de sensaciones que nunca habías experimentado. Pero, ¡a qué precio!
Es como una toma de conciencia
plena de todo lo que te rodea porque como todo lo vives en 1ª o 2ª marcha como
mucho, captas sonidos y valores de todo tu alrededor. Si cierras los ojos y
abres los demás sentidos, oyes los susurros del mar, el ulular del viento, los
sonidos de los de los pájaros, la algarabía de los parques…detalles que antes te
impedían las prisas.
Yo hasta he descubierto lo que es
ver una película de TV sentada con “mi hombre” cogidos de la mano y solo
atendiendo a lo que ves en la pantalla, o el placer de desayunar juntos muy
pronto, al amanecer.
Parecerá una nadería pero
mientras que trabajas, casi nunca tienes esa serenidad porque estás a la vez realizando varias tareas
cotidianas: corrigiendo, controlando la comida del día siguiente, atendiendo a
los hijos, poniendo exámenes… Hay que buscar lo positivo de cada momento,
asimilarlo, hacerlo tuyo, y disfrutarlo a tope, al 100%. También es verdad que
a veces y después de las sesiones de “quimio” con sus efectos secundarios
(fiebre, vómitos, diarrea, malestar…) es difícil permanecer con el ánimo en
alto por lo que lo mejor es agazaparse en plan descanso y reposo y dejar
transcurrir las horas hasta que una mañana te levantas y dices: “¡Qué bien me
siento en mi cuerpo serrano y conmigo misma y ¡hala, a seguir en la brecha!
En este viaje es importantísimo
estar acompañada moralmente y apoyada por tus amistades y familiares que te
quieren desde la distancia y por los más cercanas. Yo tengo mucha suerte
en este sentido porque mis tres hermanos junto a dos de sus cónyuges,
que para mí son también como hermanos, siempre están pendientes de mi
enfermedad y, sobre todo, de hacerme la vida más agradable. Mis dos hijos que
desde julio del año pasado han estado viniendo y yendo desde el Cantábrico, y desde
Boston hasta al Mediterráneo, siguiendo los tratamientos y los diagnósticos médicos, y además, con una
eclosión de cariño y afecto que me han desbordado de amor y por supuesto tengo como dice Miguel Hernández,
“Mi compañero del alma, mi compañero”, codo a codo conmigo en todo y a por todo.
¿Cómo se viven las sesiones de quimioterapia? El ambiente es diferente al de la Rehabilitación. Cuando entras por el pasillo de Oncología ya vas viendo gorros, pañuelos, pelucas y caras demacradas o con el aspecto dolorido, todos acompañados por algún familiar directo por si hay que tomar alguna decisión urgente en algún momento.
¿Cómo se viven las sesiones de quimioterapia? El ambiente es diferente al de la Rehabilitación. Cuando entras por el pasillo de Oncología ya vas viendo gorros, pañuelos, pelucas y caras demacradas o con el aspecto dolorido, todos acompañados por algún familiar directo por si hay que tomar alguna decisión urgente en algún momento.
Dentro, como que te sientes más
tranquila porque estás entre “los tuyos” y la capacidad de comunicación y
entendimiento es mejor.
Voy a contar algunas de las conversaciones e
intimidades que allí se van comentando a lo largo de las sucesivas sesiones con
unos temas que vistos desde fuera, no parecerían tan importantes pero dentro
del proceso, son esenciales:
Lourdes: “Cuando dijeron que tenía cáncer tenía 30 años y me acababa de casar. Solo me
salía el mal humor y el enfado. Cada vez que me hablaban de ello, me ponía a
llorar y a decir: No puedo, no puedo”. Pero un día pensé, por fin, ¿cómo que no
puedo? Me eché mi lloro correspondiente y decidí que ese iba a ser el primer
día de mi nueva vida”.
Al oírnos una mujer más joven, con cara de
“pilla” (Mara) y una picardía en los
ojos como platos, apunta:
-“Pues yo me di cuenta que mis
tetas me iban a matar. Pero ¿cómo podía ser eso? ¡Y por qué me iba a pasar a mí
precisamente¡” Pero cuando oyes que cada año se diagnostican 25.000 nuevos
casos, te percatas de que sí, de que te puede tocar a ti. Pero no me dejé, yo
que iba a Pilates, al gimnasio, que me cuidaba la alimentación, cómo me podía
dejar que dos “enemigas-amigas” me pudieran
vencer y arruinasen mi vida”
Sigue hablando Mara con efusión y
emoción a la vez:
-“Tenía un Proyecto de vida y
trabajo, pedir la excedencia en la enseñanza de España e irme a Guatemala, por
lo menos un año, a trabajar donde me mandaran, pero siempre con chicos y madres
en zonas marginales. Y este sueño me da ánimos para estar aquí y seguir aunque
se me acumulen todos los pinchazos, las
“quimios”, los contrastes, el cansancio físico y el emocional. Como soy
profesora, lo que más me gusta es el mundo es la enseñanza, así que
el cáncer me ha cogido en el momento más feliz de mi vida, pero, de
repente, todo ha cambiado, y también he perdido la oportunidad de tener hijos.”
María, por otra parte le dice que más
tranquila, porque a otras mujeres les pesan mucho el tener hijos, a las que les inquieta su futuro: ¿qué será de
ellos? ¡Sabrán desenvolverse solos!...
Patricia que viene puntualmente todos los días, añade “A mí
se me había ocurrido hacer como en una película de Julia Roberts “Quédate a mi
lado” Una madre enferma de cáncer terminal, antes de morir va buscando una mujer que haga
dos funciones: pareja para su marido y madre para sus hijos. Es triste pero
bonito a la vez. “Creo que me voy a dedicar a ello, imitando lo que ocurre en
el film".
-Un tema que pocas veces se ha tratado,
habla Engracia, de unos 46 años, y que creo que es importante en la relación de
pareja, sería el descenso de la libido nuestra y las relaciones sexuales con nuestr@ compañer@. Es difícil compaginar la
enfermedad con esta problemática. Lo que se debe hacer es hablar con él y que
aparte de que haya mimos y caricias o juguetes que él dirija y diga, que se
exprese cómo lleva este punto entre los dos y que ninguno se sienta mal.
-
Teresa (50 años): “A mí lo que me da
más rabia es que tienes la impresión de
que la gente te mira con pena, en lugar
de verte como una luchadora, por eso llevo peluca porque disimula más el cáncer.
A las mujeres nos preocupa mucho la pérdida del cabello y cuando vas viendo que
los mechones de pelo se te van
despegando de ti misma, se te cae el alma a los pies, pero, por otra parte, es
lo único que vuelve a crecer como algo natural y no tiene ningún efecto
secundario.
Yo
me marcho a las fiestas de mi pueblo y me voy a comprar unas pestañas postizas
y un sombrero porque lo que tenemos que hacer es apañarnos bien, con colorido
para ser nosotras mismas.”
Yo comento que la “quimio” te deteriora tanto…
tu cara: de repente es redonda como la luna llena por la medicación, aunque por otra parte no se
te nota ninguna arruga, jijijiji…
No tienes pestañas, ni cejas. A mí, aparte del pelo, en dos ocasiones anteriores, se me cayeron
también las uñas de pies y manos. Pero las mujeres que peor lo que pasan
es las que se sienten mutiladas, de ahí la importancia de la
“reconstrucción”.
La peluquera a la que voy yo en la playa, con 37 años y dos
hijos, cuya gran parte de familia se ha visto afectada por el cáncer, se ha
reconstruido los pechos hace dos meses colocándose prótesis. A su marido le
daba igual pero a ella, no. Ahora se siente más segura, con mejor autoestima y
más guapa. Esto te da una gran fortaleza, dice. Y eso que ella es una mujer muy
alegre y siempre dispuesta a ayudar a quien lo necesite.
Yo aporto la experiencia de una
serie de hechos que me han sucedido y de verdad que no tengo miedo a la muerte, creo que es un
momento de tranquilidad y ya tengo pensada mi hoja de ruta porque esto es para
mí como una carrera de fondo que no sé hasta cuándo durará, ya que la “quimio” que recibo no me cura,
solo detiene el avance, así que procuro llevar el tratamiento con el mejor
humor y esperanza.
A mí ya me dieron “quimio” por un
tubo en los dos autotrasplantes primeros hasta dejarme a cero y aislarme. Y este
verano también por la operación de colon hasta que aguanté y surgieron los tumores del cerebro. Ahora vuelvo otra vez
a las andadas goteriles.
Nos creemos frágiles pero solo es
la visión externa ya que por dentro te haces de acero y cristal a la par, transparente
y sensible pero fuerte en aguante y
resistencia al dolor. Nos dicen que el
cáncer es una forma de crecer, de
aprender más en la vida pero a veces igual es mejor ser ignorante ¿o qué?
Pero no, como dicen: "Palante, y ni un paso atrás, ni para tomar impulso” Y
siempre, siempre hay que volver a empezar. Ante cualquier tipo de ruptura,
nunca se parte de nada. Tras el cambio, somos los mismos y con el mismo bagaje
de experiencias y conocimientos. Solo hay que perder el miedo a readaptarse.
Este tratamiento de la “quimio”
va unido en ocasiones a la radioterapia, pero este último solo se puede aplicar
una vez en el mismo sitio puesto que el músculo se queda muy tocado y la piel
muy fina, con peligro de necrosis aunque sus efectos y sus resultados cada vez
son más certeros y efectivos. Suele durar unos minutos y se tolera bien si no
se tienen quemaduras
Yo he recibido radioterapia en
dos ocasiones. La primera en Pamplona cuando me aplicaron el primer
autotrasplante. Allí, dado que disponía de mucho tiempo, conseguí, a través de
amistades, dar clases a los niños de Oncología ingresados en la Clínica
Universitaria. Los alumnos de Pedagogía de la Universidad tenían como
asignatura dar clases todos los días de 9 a 13 de la mañana. No me imaginaba el
día entero sin hacer algo positivo. Y en esas horas los padres se podían ir
fuera, con lo cual a ellos también les beneficiaba desconectar un rato.
Al llegar allí, a la planta 4ª,
teníamos unos paneles con los alumnos, edad y curso, por lo que había que elegir.
En mi caso siempre prefería a los mayores y si se encontraban bien, nos íbamos
a un salón que realizaba las funciones de clase pero, en caso contrario,
entraba en sus habitaciones. Más de una neumonía me llevé por delante porque
yo, al igual que los niños, estaba muy baja de defensas pero fui feliz. Como
era Navidad, preparamos árboles, belenes, cartas a los Reyes y todo reciclando
materiales médicos como goteros, jeringuillas, vendas…
Por fin, termina mi sesión de
“quimio” en el hospital 9 de octubre. Salimos y sopla una suave brisa. La
temperatura es cálida, a diferencia de la que habrá en Teruel en estos momentos.
que nos invita a caminar y a contarnos…
Por ejemplo, el cuento de “El Hada de las estrellas”.
Por ejemplo, el cuento de “El Hada de las estrellas”.
Charo García Velilla, una mujer
que murió de de cáncer en 2006 a los 36 años, dejó su testimonio de esperanza
plasmado en el precioso cuento infantil “El hada de las estrellas” dirigido a
su hijo Víctor.
Este cuento lo escribió la autora
para explicarle a su hijo pequeño, que entonces tenía tres años, por qué no iba
a poder estar con él.
Es el relato del Mayor Viajero del Mundo que debe
salir a buscar una sustituta porque el hada de las estrellas ha desaparecido.
La elegida es Charo, cuya labor es encender todas las noches las estrellas y
colocar la luna en su sitio. El libro muestra la enorme fortaleza de una madre
que convierte el dolor por dejar a sus seres queridos en un relato cariñoso,
esperanzador, positivo y emotivo. El mensaje que transmite es el que le dio
ella misma: mantener esperanza y optimismo ante la enfermedad.
Le explica su padre a Víctor que si mamá se queda ahí con ellos,
estará malita siempre pero que si se a
las estrellas mejorará,
Yo también querré quedarme
suspendida en una estrella, para poder hacerles un guiño todas las noches a mis
hijos y a mi nieto.
Porque la vida no es tan sencilla como pensamos , pero a veces nos hace madurar , tomar decisiones muy importantes , es decir coger ese tren que pasa que pasa cada mil , he aprendido ha valorar y pensar y pensar una decisión que tomo yo sola o que mi entorno me ayude , de esa manera me puedo apoyar , es un tipo de ayuda , o una buena herramienta de la vida del día a día que todo el mundo no sabe valorar ese tipo de ayuda . Y si tu no luchas por algo , nadie lo hará por ti
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